lunes, 4 de abril de 2011

Triste ingenuidad


¡Triste ingenuidad de creerte incapaz!
Ingenuidad de creerte inocente, noble, tal vez inteligente.
Ingenuidad de creer en cambios repentinos, en abrazos desinhibidos, y en besos sanadores.
Ingenuidad de pensarte por una vez sincero, real, de carne y hueso.
Ingenuidad de transgiversar todas tus señales, cambiando los "no" por "sis" inventados.

¡Triste, triste ingenuidad que me llevó a la ruina!
En caida libre... tocando fondo.

¡Triste y mala ingenuidad la mía!
¿Recién ahora te descubro? Tan arraigada en mi, tan evidente...
Todos te veían, todos te notaban; y permanecías invisible solo a mi vista.


No hay comentarios:

Publicar un comentario